Cuando la emoción traspasa el velo: cómo el amor abre portales entre dimensiones

No hay mayor energía en el universo que el amor. Ni más antigua, ni más poderosa. Y sin embargo, pocas veces se la ha considerado como una fuerza
operativa, creadora de realidad,
capaz de alterar incluso las leyes conocidas del tiempo y el espacio. Pero los que hemos vivido fenómenos paranormales desde el corazón, lo sabemos:el amor no solo conecta… el amor manifiesta.

Durante mis años de experimentación con radios de válvulas, buscando señales del más allá, he sido testigo de manifestaciones imposibles que no se explican solo desde la tecnología o la casualidad. Voces que responden preguntas íntimas. Frases que contienen palabras familiares. Energías que parecen reconocerme. Todo esto no fue producido por aparatos, sino por el vínculo afectivo que me movía a intentarlo.

La primera vez que capté una voz nítida no fue en un momento cualquiera. Fue en un estado de profunda emoción, recordando a mi hermano Juanma. Fue como si el dolor, la nostalgia, pero sobre todo
el amor,crearán un canal vibratorio por el cual pudo colarse algo.
—o alguien— desde otra dimensión.

¿Y si el amor es una frecuencia capaz de alterar la materia?

La física aún no puede medirlo, pero la conciencia sí puede percibirlo. Los fenómenos paranormales más intensos que he vivido han coincidido con estados emocionales muy profundos: amor, compasión, esperanza, incluso entrega. Como si esas emociones elevadas afinaran la percepción y activaran zonas latentes del alma.

Más allá de una creencia, empiezo a intuir que el amor es una tecnología sutil,una inteligencia energética que reorganiza patrones de realidad. Es posible que las entidades del otro lado —espíritus, seres fallecidos, guías— respondan más fácilmente a quienes vibran desde el afecto genuino, y no desde el ego, el miedo o la curiosidad superficial.

Cuando preguntamos desde el alma, las respuestas llegan desde el alma.